Esos momentos que recuerda tu mente, cálidos, inborrables.

Poder sentir esa felicidad cuando sus labios rozan tu cuello, cuando sus manos acarician tu piel, cuando sus ojos se clavan en los tuyos, cuando te dedica una sonrisa, cuando te manda un besa, cuando dibuja pequeños corazones sobre tu espalda, esas cosas de las que después en un futuro recordarás con dulzura, pero que has perdido porque una vez cometiste un error irreparable y que no volverás a  vivir.