Hay veces en la vida en la que tienes que tomar decisiones, y estas te cuestan tanto hasta que te duelen en el alma, porque la decisión correcta no es siempre la más fácil. Hay decisiones en la vida en la que las tienes que tomar sin el permiso de nadie, otras las tienes que tomar con su consentimiento y otras cuantas son tan difíciles que lloras hasta quedarte totalmente seca y consultas tus dudas con el corazón y a veces este no te da la solución.
Hay que aprender a que no te pueden regalar el oído con un par de palabras lindas, si vale está claro que ayuda, pero cuando te das cuenta de lo que tienes y lo que puedes llegar a tener te quitan las ganas de seguir pensando en cómo cambiarían las cosas si no estás con él, con la personas que en realidad quieres, que en realidad amas.
A mí nadie me dijo que la vida era un camino de rosas, pero todos aprendemos a sobrevivir, todo sufrimos y lloramos y es cuando nos toca pensar en que tenemos y en que debemos hacer. Yo por lo tanto me siento verdaderamente orgullosa de mi misma por no haber hecho una estupidez de la que en realidad ahora, en este mismo momento en el que estoy escribiendo me hubiera avergonzado de mi misma y me hubiera dado un cargo de conciencia terrible, porque a la persona que amas no se le puede hacer un juramento y después romperlo a la mínima de cambio, nos han creado para caer en tentaciones, sino decírselo a Adán y Eva, pero también nos han creado para decir una simple palabra NO y es en ese momento en el que tu ego se sube por las nubes al saber que has sido capaz de no caer en ese engaño que te da la vida porque la vida te pone pruebas a diario para que tu las superes, y a veces sin éxito pero día a día te da la oportunidad de repetir y enmendar tu error.
La irritación que sientes cuando la gente cree que sabe mejor lo que sientes que tu, la gente no puede saber que ronda por mi cabeza porque yo soy extraña, y me enorgullezco de ser como soy, habrá gente que me llame loca pero solo me llaman así porque vivo la vida al límite, valientemente, y ser valiente no significa ser temerario, significa pensar en tu presente y atreverte a vivirlo a tu manera sin que los demás te digan cómo has de hacerlo, porque cada uno es único y eso es lo bello de la vida.
Hay que pensar en quien eres, porque como ya he dicho antes y me reitero, la decisión correcta, no es siempre la más fácil; y hay que tener en cuenta que tu pasado y tu presente harán mella en lo que serás en un futuro, asique solo tengo una cosa que decir:
Solo tienes que pensar para poder actuar porque si actúas sin pensar puedes cometer un error del que realmente te vas a arrepentir, y por un simple error puedes irte del paraíso o simplemente de la vida de la persona amada.