Cuantas veces he dicho, VUELVE, REGRESA, y tú te has quedado parado en la mitad del camino sopesando la posibilidad de echar a correr, de distanciarte, de quedarte solo como un simple espectador, como in marinero a la deriva.
Ahora lo comprendí y te digo, VETE, NO REGRESES, que yo hare de mil formas que la mar siga su cauce y que tu mi triste marinero caigas olvidado en la marea como un olvido en el sufragio.
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